Este es mi pueblo y su gente!!

Quiero compartir con Uds. lo que publica hoy el diario La Voz del Pueblo, de Tres Arroyos, mi pueblo... escribe Juan, uno de los mejores periodistas que conozco... a pesar de apellidarse Berretta, jeje

Este es el lugar donde vivo pero, por debajo de esto está la carta imperdible del intendente de Inriville, creo que ahí queda un poco más claro el conflicto que afecta a nuestro país

A veces desde las grandes urbes no se entiende cuál es el conflicto, tal vez esto les ayude...


Una multitud respaldó el reclamo de los productores agropecuarios

Histórico tractorazo por las calles de la ciudad

Autos, camiones y maquinarias agrícolas, en una fila interminable, recorrieron la planta urbana. La concentración fue en la plaza San Martín, donde productores y dirigentes coincidieron en que el conflicto ya no es sólo del campo, sino de interior en su conjunto

Son las 13.45 y la caravana parida en los cruces de las rutas 3 y 85 está obligada a avanzar. Hay tractores, pulverizadoras, camionetas y autos. Son tantos vehículos que es necesario empezar a desandar el camino a Tres Arroyos para que se pueda ordenar la tropa. Las sensaciones se entremezclan. Ya se adivina que se está gestando algo histórico. Está en el aire la sensación de que el tractorazo organizado por los productores autoconvocados será mucho más que un tractorazo.
A un par de kilómetros de allí, en la intersección de la ruta 3 y Caseros, la convocatoria también excede la planificación. Mientras los tractores, tractores que tiran tolvas, y fumigadores descansan en la banquina, la policía ordena que las camionetas se ubiquen sobre la avenida y despejen la ruta para evitar problemas.
Parado sobre la sombra que ofrece el techo de la estación de servicio abandonada un hombre mira con sorpresa tanto despliegue. "No se cansan estos de protestar. Parece mentira...", se queja el jubilado, que laburó como un perro toda la vida, según cuenta. "Si a usted le sacaran todo lo que le sacan a ellos también se quejaría", le contesta una señora, con pasado rural. Dice que su marido fue uno de los tantos pequeños productores que se comió el menemismo.
El ruido rutero contrasta con la calma que se respira en la avenida San Martín. Paola, una adolescente que asegura no entender nada de rentenciones ni soja, espera sentada en la vereda el paso de la caravana. "Estoy acá porque mi tío tiene campo y siempre dice que está todo re mal".
Un par de cuadras más allá, Ana Cristina es la que mira contra el sol intentando descifrar si vienen los tractores. Bahiense ella, reside en Tres Arroyos hace 20 años, tiene 45 hectáreas arrendadas en Cascallares y está bien informada de lo que pasa. "Este Gobierno a Tres Arroyos lo está matando. Se metió con las vacas y con el trigo, lo que más se produce acá", explica. Aprovecha el envión para poner en tema a la amiga que la acompaña. Le cuenta que el partido aporta más de 400 millones de pesos por retenciones y que a cambio recibe poco y nada.
A las 14.30 las sirenas y los bocinazos se escuchan con fuerza en la plaza del monumento a los Inmigrantes. La caravana está a punto de llegar al palacio municipal. Detrás de las motos de los inspectores de tránsito asoma la silueta de Julio Biocca, quien a caballo y acompañado por cuatro jinetes es la punta del iceberg. A su espalda, se veía el comienzo de la fila, pero no el final.
El arribo a la Plaza San Martín hizo que todo tomara un estado saludable de ebullición. Aplausos, banderas argentinas flameando, bocinazos, y la sensación de que se estaban escribiendo minutos históricos.
Tractores grandes, medianos y chicos, nuevos y viejos, y muy viejos. Los modernos pulverizadores. Camiones. Autos. Un carro llevando a un cerdo. Otro carro con hacienda. Y, obvio, muchas, muchísimas camionetas. El desfile parece no terminar más. La gente que conforma la caravana toca bocina, saca fotos, filma. La gente que se apostó junto al monumento de San Martín, aplaude, también saca fotos y filma. En la calle y arriba de los vehículos hay muchísimos chicos. Y hasta bebés. La fiesta es completa.
"Esto no es una fiesta. Es un reclamo", dice Daniel Rybner, uno de los delegados de los productores autoconvocados. Pero parece una fiesta. No hay pesimismo. Se respira optimismo. "Este es el campo. Este es el interior", se escucha por ahí. La caravana, interminable sigue. La idea era abrazar la Plaza San Martín con las máquinas. Con la cantidad de vehículos que hay se podrían rodear dos plazas de Mayo. "Sería lindo meterle un tractorazo así a Cristina allá", dice un chacarero ya retirado, que está ahí para que algo cambie y su hijo pueda seguir trabajando la tierra como hizo él. Y su padre.
En voz alta, nadie se acuerda de Cristina. Ni de Néstor. El cerdo de Marta Lemble sí se acuerda de Daniel Scioli. Tiene los testículos pintados de rojo. "Tiene los huevos bien puestos, no como el gobernador", dice bien en criollo un productor. "El interior está de pie", se pudo leer en banderas, carteles, carlitos y cartelones. Y sin dudas que era el mensaje principal.
A las 15.40 el último camión pisó la Plaza San Martín. Y los organizadores decidieron comenzar con el acto. Entonces, el ¡¡¡Argentina!!!, ¡¡¡Argentina!!!, ¡¡¡Argentina!!!, surgió espontáneo. Y provocó que a muchos se le pusiera la piel de gallina. Luego se canta el himno. Mejor dicho, se grita. Un fenómeno que dice mucho. En cualquier acto patrio las estrofas parecen susurrarse. Acá se percibe que el sonido no es generado por las cuerdas vocales. Viene del pecho. Se canta con orgullo y con sentido de pertenencia.
Marisa Cepeda recita la Oración por La Patria. Sigue Alejandro Massa y lee un discurso fuerte, pero escrito con altura. No es belicoso, es real. Tristemente real. Y la gente, a esa altura ya había mucha gente del sector y también extra sector, se rompe las manos aplaudiendo. El Negro Massa termina su breve oratoria con una arenga que conmueve.
Habla Mariano Astiz, presidente de la Sociedad Rural de Tres Arroyos. Habla el contador Guillermo Salim en representación del intendente Carlos Sánchez, quien está en La Plata haciendo diversas gestiones. Habla Hugo Carracedo, titular de la delegación local de la Federación Agraria Argentina. Y el cierre queda en manos de Esteban Bruel, uno de los delegados de los autoconvocados y quien más está trabajando por la causa.
"Siento orgullo de ser argentino. Estoy orgulloso de poder decir que soy argentino. El interior se despertó y nunca se va a volver a dormir. Nunca más nos vamos a olvidar de este día". Bruel termina de hablar y surge, otra vez, espontáneo, genuino, el ¡¡¡Argentina!!!, ¡¡¡Argentina!!!, ¡¡¡Argentina!!! Luis Giannechini, otro de los delegados, con lágrimas en los ojos, se abraza con Bruel, con Juan Cepeda, con Rybner, con María Camusso. Son muchos los que están emocionados. Las miradas brillosas son mayoría en los autoconvocados, en esa veintena de productores que desde hace dos meses están luchando por algo que entienden justo. Pero la emoción también invade a muchos otros. Es fuerte lo que se respira.
No hay ningún policía a la vista. No hizo ni hace falta. La desconcentración empieza en paz, como toda la tarde.
Son las 16.10 y el tractorazo empieza a ser historia. Historia grande. Siciliano, que de oligarca no tiene nada, hace posar a su hijo arriba del monumento a San Martín y con la gente detrás. Entiende la imagen como la mejor postal. "Esto es impresionante, nunca se vio nada igual", dice para justificar la foto que guarda como un tesoro en su cámara.
Los tractores y las máquinas empiezan a alejarse del centro. La euforia comienza a decantar, pero la emoción sigue ahí, a flor de piel. Pero no hay excusas. Hay que volver a la ruta. Y allá parten los autoconvocados rumbo al cruce de la 3 y la 85. Donde piensan seguir reclamando al menos hasta mañana. Donde parieron un tractorazo histórico y conmovedor.
Escribe Juan Berretta

CARTA DE UN INTENDENTE

Estos últimos días se estuvo hablando y discutiendo, sobre las retenciones al agro. Si eran justas, si queríamos un país con inclusión social y una mejor distribución de la riqueza, o que país queremos.
Inriville, mi pueblo, en el sudeste cordobés, zona núcleo por excelencia, tiene 4.300 habitantes. Durante el año 2007, aportó con el viejo esquema de retenciones, la suma de $96.000.000, de lo que no recibimos nada a cambio, porque las retenciones no es un impuesto coparticipable.
¿No es razonable pensar que una buena distribución de la riqueza debería ser un 33% para Inriville, que la produce, un 33% para la provincia de Córdoba y un 33% para el gobierno nacional?
De esta manera mi pueblo recibiría $32.000.000 por año, 8 veces más que el presupuesto municipal.
Les cuento lo que podríamos hacer:
1.- Me haría cargo y duplicaría el sueldo de los maestros, policía, empleados municipales y personal de la salud, con esto gastaría $4.000.000.
2.- Me haría cargo de todos los jubilados y le pagaríamos el doble de lo que ganan, con una jubilación mínima de $2.000, con esto gastaría 2.000.000.
3.- Cubriría la necesidad de 150 viviendas, que nos costaría $10.000.000.
4.- Con el resto, pavimentaría todo el pueblo, terminaría la obra de gas, haría el parque industrial, tendríamos cloacas, sala de terapia intensiva, sala de partos, un polideportivo municipal......
Todo esto con el aporte de tan sólo un tercio de un año de retenciones.
La pobreza y la ignorancia, son un muy buen negocio político.
Vi muchos empresarios y políticos que callaron, o que miraron al costado, o que participaron de actos por temor a represalias, tienen que saber que con su silencio y su actitud, hipotecaron el futuro de sus hijos y de sus nietos, comprándole su libertad y su dignidad. Quiero un país federal, con inclusión, con crecimiento del interior sin empobrecimiento de su gente, sin destrucción de las economías regionales, con igualdad de oportunidades para todos, y tener como dice la prosa de nuestro querido poeta Atahualpa Yupanqui,'yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar....y una hermana muy hermosa que se llama LIBERTAD.
Marcos Rodrigué
Intendente de Inriville